miércoles, 8 de febrero de 2012

A veces pasaba por el jardín el corazón de algo. Los frutos rojos, las flores rojas y ciertos pájaros parecían reconocerlo y brillar. Pero el corazón de algo no se quedaba quieto y volaba del manzano a la ventana, de la ventana a la fotografía de la abuela y de la fotografía de la abuela hacia la mesa de luz. Magnolia quería atraparlo, guardarlo en un frasco y llevarlo con ella a la escuela. Pero el corazón de algo volaba del jardín hacia la casa, se paseaba por las cosas, se iba volando.

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